Los costos de postergar la implementación de la Ley 21.595: delitos económicos y ambientales

Implementación Ley 21595

La Ley 21.595, también conocida como la Ley de Delitos Económicos, introduce cambios significativos en el panorama legal chileno, ampliando la responsabilidad penal de las empresas y sus ejecutivos en casos de delitos económicos y medioambientales. Si bien su entrada en vigencia total está programada para septiembre de 2024, muchas empresas aún no han tomado las medidas necesarias para adaptarse a esta nueva realidad. Postergar la implementación de esta ley puede tener consecuencias graves, tanto desde el punto de vista financiero como reputacional.

1. Sanciones, multas e inhabilitaciones: El alto precio de la inacción

Uno de los costos más evidentes de no cumplir con la Ley 21.595 son las severas sanciones que contempla. En caso de incurrir en un delito económico o medioambiental, las empresas pueden enfrentar multas millonarias, e incluso la inhabilitación para operar, lo que podría significar el fin de su actividad comercial. Estas sanciones no solo afectan la salud financiera de la empresa, sino que también dañan su reputación y su capacidad para atraer inversionistas y clientes.

2. Pérdida de oportunidades de negocio: La ética como requisito indispensable

En el mundo empresarial actual, la ética y el cumplimiento normativo son valores fundamentales. Cada vez más, las empresas serias y responsables exigen que sus socios comerciales, tanto clientes como proveedores, cuenten con políticas y procedimientos internos sólidos en materia de ética, cumplimiento y prevención de delitos.

Cualquier empresa que no haya implementado un modelo de prevención de delitos corre el riesgo de quedar excluida de importantes oportunidades de negocio. En un mercado cada vez más competitivo, la falta de cumplimiento puede ser un factor determinante para perder contratos y alianzas estratégicas.

Conclusión: La implementación oportuna es clave

La Ley 21.595 representa un cambio de paradigma en la forma en que las empresas chilenas deben abordar la prevención de delitos económicos y medioambientales. Postergar su implementación no solo implica riesgos financieros y legales, sino que también puede afectar la reputación y la competitividad de las empresas.

Es fundamental que las empresas tomen medidas proactivas para adaptarse a esta nueva realidad, implementando modelos de prevención de delitos efectivos y promoviendo una cultura de ética y cumplimiento en todos los niveles de la organización. La inversión en prevención no solo evitará costosas sanciones, sino que también fortalecerá la confianza de los stakeholders y abrirá nuevas oportunidades de negocio en un mercado cada vez más exigente.

La implementación oportuna de la Ley 21.595 no es solo una obligación legal, sino también una decisión estratégica que puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en el competitivo mundo empresarial actual.

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